La co-producción tiene la capacidad de potenciar procesos y actores, así como de aproximarse a espacios y sistemas que han sido invisibilizados tradicionalmente en las políticas públicas de la ciudad, y en las agendas arquitectónicas convencionales. En una coyuntura de inseguridad alimentaria, así como de pandemia y pospandemia, el proyecto ‘KNOW - Conocimiento en acción para la igualdad urbana’, a través de una metodología participativa y un trabajo de articulación horizontal entre actores, busca consolidar la generación de una red de cuidados que supere las brechas multidimensionales más allá de la inseguridad alimentaria. Se trabajaron dos proyectos piloto en el distrito de San Juan de Lurigancho, las zonas de trabajo fueron identificadas a raíz de las carencias infraestructurales para el desarrollo de las ollas comunes, situación que se repite en otros barrios periféricos en Lima.
La emergencia sanitaria visibilizó y agudizó la precaria situación de una gran parte de la población en Lima. En las periferias de la ciudad, los ciudadanos que no contaban con los recursos para satisfacer su alimentación se organizaron de manera espontánea para conseguir y preparar alimentos en ollas comunes, fortaleciendo así redes de solidaridad y cuidado mutuo.
Ante el reconocimiento de la falta de espacios e infraestructura adecuada para realizar estas actividades, se fomentaron procesos entre la academia y la sociedad civil hacia la elaboración de propuestas para satisfacer estas necesidades. El equipo de KNOW-Lima trabajó conjuntamente con el grupo comunitario de José Carlos Mariátegui, en San Juan de Lurigancho, y el Instituto de Desarrollo Urbano (CENCA) para co-diseñar espacios que alberguen prácticas comunitarias para la seguridad alimentaria y para co-producir maneras más inclusivas de gestión y mantenimiento de la infraestructura.
Las ollas comunes en Jose Carlos Mariategui, como en muchos otras zonas empobrecidas de la ciudad, comenzaron a ocupar los distintos espacios que tenían disponibles para el desarrollo de sus actividades: locales comunales (en caso pre existieran en los barrios), y en caso contrario podían ocupar desde espacios dentro de las viviendas de alguna vecina hasta espacios públicos como losas deportivas y calles peatonales. Sin importar el lugar específico de cada una, era frecuente que las condiciones del espacio presentaran una serie de carencias, como por ejemplo: la falta de protección de las condiciones climáticas (vientos, radicación) así como del polvo del entorno, el escaso acceso a puntos de agua para la preparación y limpieza de los alimentos, y a falta de espacios adecuados y confortables para la preparación y el abastecimiento de alimentos, además de la falta de implementos de cocina y la dificultad en el acceso a combustibles (leña o gas).
La identificación de estas problemáticas en las ollas comunes derivó en una propuesta de intervención modular e implementación progresiva para la cocina, los servicios sanitarios, el almacenamiento de agua y el biohuerto. El módulo de cocina contempla la consolidación del espacio comunitario (cobertura y losa de cemento) con una cocina mejorada (autoconstruible y eficiente energéticamente); el módulo sanitario permite el abastecimiento de agua y su habilitación como punto de limpieza pública; el módulo de almacenamiento consiste en mobiliario para guardar utensilios y alimentos; y el módulo de biohuerto plantea el aprovechamiento de las aguas residuales para riego y uso de residuos orgánicos como fertilizante. La modularidad y flexibilidad de estos módulos facilita su replicabilidad en espacios con similares características.
La intervención forma parte de un proyecto de enfoque multiescalar e integral: se atiende en una escala local la mejora de las cualidades espaciales de las ollas comunes y, en una escala barrial, articula los espacios de cuidado en redes que incluyen agricultura urbana, preparación y consumo de la comida, comercialización, manejo de residuos y otras actividades de cuidado como guarderías y espacios para adultos mayores. De ese modo, se realizan propuestas que expanden y articulan las dimensiones sociales y ambientales del cuidado colectivo.
Esta propuesta fue elaborada a través de un diagnóstico participativo con reuniones presenciales y virtuales que conllevaron hacia un proceso de diálogo y consensos con las distintas agrupaciones familiares (A.F.) del sector. Se consideró el número de beneficiarios, legitimidad de la junta directiva, compromiso de trabajo con otras A.F., planes de consolidación en un comedor popular u otro programa comunitario y fuente de agua cercano al local comunal. Los dos lugares seleccionados para el desarrollo de las intervenciones piloto presentaban condiciones muy diferentes, tanto a nivel social como territorial y en cuanto a su infraestructura, lo que permitió explorar la adaptabilidad de las estrategias planteadas por el proyecto.
En el caso específico de la A.F. 13 de Julio, que sí tenía su local en funcionamiento, se dio prioridad al módulo sanitario, cuyo emplazamiento requirió la consolidación del espacio público adyacente al ingreso del local. La propuesta arquitectónica conjugó la necesidad de fácil mantenimiento y resistencia del mobiliario (concreto) con opciones de mayor eficiencia en cuestión de tiempo de implementación y espacio (utilizando una estructura metálica y cerramiento de OSB/drywall que, en comparación al ladrillo, permitían más área techada) logrando un mejor funcionamiento de las actividades comunitarias y facilitando la modularidad y replicabilidad de la intervención.
La segunda intervención se desarrolló en la A.F Santa Rosita, ubicada en la parte media-baja de la ladera. A diferencia del caso anterior, la Olla Común funcionaba en el lote destinado al local comunal sin habilitar, por lo que existía la oportunidad de implementar un equipamiento comunitario que integrara los 4 módulos (Cocina, sanitario, almacenamiento y Biohuerto). Además, se presentaba una participación activa tanto de las dirigentes como vecinos, y su ubicación resultaba accesible a otros barrios del sector por lo que la infraestructura tendría el potencial de atender a un número mayor de personas
El proceso de consenso y co-diseño del local priorizó un espacio polivalente, que permita no sólo su uso como comedor, sino también para talleres para niños, capacitaciones o asambleas vecinales, de forma que su uso variase durante el día, fortaleciendo su rol como equipamiento público. Con ese fin, se maximiza la flexibilidad de mobiliario y cerramiento mediante los sistemas de apertura de ventanas, puertas, tabiques, los muros de estantería empotrada, la implementación de una cocina mejorada, y el uso de materiales de bajo costo y fácil mantenimiento, como el OSB, drywall y policarbonato.
La construcción del local implicó “faenas” (forma de trabajo colectivo organizado por vecinos en para la construcción de distintas obras comunitarias y que deriva de tradiciones andinas) para la limpieza del sitio, así como para la compra y traslado del material, mientras que los trabajos especializados (estructura metálica, conexiones de servicios) requirieron la supervisión por los vecinos para asegurar la calidad de la entrega.
Promoviendo la autosuficiencia de las ollas comunes desde la gestión ciudadana, su soberanía alimentaria, y la apropiación del espacio colectivo para usos complementarios más allá de las cocinas comunitarias, se abordan los desafíos de habitar las laderas y cada una de sus etapas de ocupación (baja, media y alta) bajo una visión común del territorio, buscando superar la actual fragmentación espacial, social y política que dificulta la ejecución de proyectos urbanos integrales en estas áreas (revisar Jaime, Gallardo, Bernales, Herndon, 2021). En ese sentido, se trabajó en conjunto con el Ministerio de Vivienda para incorporar las estrategias de proyecto como parte del programa Trabaja Perú, para que de esta manera se pueda atender la mejora de las condiciones de los espacios públicos aledaños a comedores populares y ollas comunes en provincias del país y lograr la transferencia efectiva de estrategias y conocimientos logrados por el proyecto.
El proyecto busca ampliar los territorios tradicionales de la arquitectura y propone sostener una mirada a partir de la cual las y los ciudadanos y sus necesidades sean las generatrices de sus espacios y su ciudad conformando, al mismo tiempo, hitos simbólicos y políticos que visibilicen lugares y territorios donde la co-producción y los procesos de producción del hábitar podrían y deberían aportar y en los cuales, bajo una mirada democrática del diseño, se logre extender los paradigmas tangibles e intangibles desde los cuales operar proponiéndonos, finalmente, un llamado a la acción para apuntalar este trabajo en red y reducir las enormes desigualdades en la ciudad (revisar Desmaison, 2022)
Autor/es
Equipo KNOW-Lima:
- Lia Elier Alarcón Castillo
- Ana Paola Córdova Gamboa
- Kelly Ros Mery Jaime Arias
- Belén Marie Desmaison Estrada
- Luciana Gallardo Jara
- Luis Rodríguez Rivero
Promotor/es, cliente/es
- Centro de Investigación de la Arquitectura y la Ciudad de la Pontificia Universidad Católica del Perú y UCL- - The Barlett Development Planning Unit
- Agrupación familiar “13 de Julio”- José Carlos Mariátegui, San Juan de Lurigancho, Lima, Perú.
- Agrupación Familiar “Santa Rosita 6RD”- José Carlos Mariátegui, San Juan de Lurigancho, Lima, Perú.
- Centro de Desarrollo Urbano CENCA (Arq. Juan Carlos Calizaya, Arq. Carlos Escalante)
- Financiado por UKRI - Global Challenges Research Fund dentro del desarrollo del proyecto KNOW-Knowledge in Action for Urban Equality (www.urban-know.com)
Colaboradores
- Estudiantes de Arquitectura PUCP: Natalia Coloma, Herman Acosta, Andrea Mata, Irene Yauri, Isabel Polanco, Eveelyn Alcántara, Pierina D’Alfonso, Rosa Grados, Christian Cardozo, Geny Gonzales
- The Bartlett - Development Planning Unit de University College London
- Mesa de Seguridad Alimentaria de la MML
- Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento
- Dirigentes vecinales: Eliana Achata, Mario Solis, Graciela Pariona,
- Miembros de las Ollas Comunes
- Supervisión de obras: Delma Tito Villano